Carne Podrida by Ramon Cruz


Cada vez que mataba a alguien tenía que destriparle, el asesinato tenía varias partes, primero frente al espejo se veía bien la cara, siempre pensaba que esa era la última vez que podía verse al espejo, como un hombre libre, no le tenía miedo a la muerte, pensaba en todo caso en arrojarse a la policía y morir, pero pensaba que la cárcel era la muerte, y que ahí no habían espejos, que en días perdería la noción de cómo era su rostro, la cárcel es hundirse en el olvido de la humanidad.

Pensaba en estas cosas mientras se ponía una máscara y volvía a verse en el espejo, una máscara parecida a las máscaras de asfixia, salir del edificio por los callejones del centro, alguien pasaría, comenzó a seguir a una mujer y la adrenalina subiendo, acercándose en silencio, ahora ella lo ve, camina más rápido y voltea, y sube la adrenalina, corre detrás de ella y le salta, le voltea la cara, le tapa la boca, le sube la camisa, le clava el cuchillo y le abre el estómago en plena calle, arrastra el cuerpo, hay una casa destrozada y llena de monte, va sacándole los órganos y se llena las manos, los brazos, las mangas de la camisa y la chaqueta y la ropa de sangre, mete el estómago en una bolsa, y como desenterrar de la tierra saca todos los órganos.

-Estás loco-una voz de ultratumba- había un loco tirado en la oscuridad, no le hizo nada y se fue.

En la mañana aparecían los cuerpos abiertos, con moscas, a veces mordidos por ratas, a veces con ratas encima, las calles olían a podrido y a morgue, el aseo pasaba de largo, la calle pública era la morgue pública. Se llevaba los órganos a su apartamento y los dejaba ahí, en la mesa del comedor estaban los intestinos, se los comía crudos a medida que pasaban los días, y no limpiaba, el olor era insoportable, los vecinos se quejaban, siempre le tiraba la puerta a la conserje y la atendía amargado con cara de querer matarla, el apartamento estaba lleno de moscas, tenía otro cuerpo pudriéndose desde hace días, la había obligado a ahorcarse, o si no la acuchillaría hasta matarla, estaba guindada de una tubería con un vestido azul, al irse a dormir la guindaba en su cuarto, para tenerla como móvil, no podía dejar de ver el cadáver y su expresión horrible, era una risa de burla, entre dormido y despierto soñaba que le hablaba, no podía dejar de ver el cadáver.

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